El proceso de transformación personal puede parecer, a primera vista, un viaje lineal, con un trayecto claramente marcado por pasos consecutivos que conducen hacia un destino. Sin embargo, esta perspectiva se queda corta frente a la verdadera esencia del cambio. La transformación es un salto cuántico: no se trata de recorrer un camino lleno de hitos intermedios, sino de pasar directamente de punto A a punto B.
Pero, ¿qué significa realmente ir de punto A a punto B? Esta frase encierra una verdad fundamental: el cambio profundo ocurre en el momento en que declaras ser quien eliges ser y alineas tus acciones con esa declaración. Es un proceso tan poderoso como inmediato, aunque requiere de claridad, compromiso y congruencia.
Declaración: El Poder del Lenguaje en la Transformación
El núcleo de cualquier transformación reside en la declaración. Al decir “Yo soy…”, estás creando una nueva realidad. No es simplemente una expresión de deseos o una afirmación positiva; es un acto lingüístico con el potencial de reconfigurar tu vida. Al declarar, eliges tu punto B: la persona que decides ser. Sin embargo, esta declaración no puede quedarse en palabras vacías. Para que sea efectiva, debe estar respaldada por acciones que revelen esa realidad en el mundo.
Por ejemplo, si dices: “Yo soy una persona generosa”, entonces cada una de tus acciones debe alinearse con esa declaración. Tus elecciones, comportamientos y respuestas deben reflejar la generosidad en cada ámbito de tu vida. No se trata de forzarte a actuar de cierta manera, sino de permitir que tus acciones emanen de tu nuevo ser. En otras palabras, no haces cosas para convertirte en quien deseas ser; haces cosas porque ya lo eres.
Punto A y Punto B: ¿Qué Los Separa?
El punto A representa quién has sido hasta ahora. Es el conjunto de tus creencias, hábitos, y patrones actuales. El punto B, en cambio, es quien eliges ser. Pero aquí está la clave: entre A y B no hay una distancia física ni temporal, solo una elección.
Este salto cuántico ocurre en el momento en que decides ser punto B. Es una transformación inmediata porque no requiere recorrer una serie de pasos para llegar a ese estado; ya estás ahí. Sin embargo, mantenerte en punto B implica una alineación constante de tus acciones con esa declaración. Si tus acciones no reflejan tu nuevo ser, estás en punto A, aunque hayas declarado estar en punto B.
La Congruencia Entre Ser y Hacer
¿Es suficiente con declarar quién eres para convertirte en esa persona? La respuesta es un sí rotundo, pero con un matiz esencial: tus acciones deben respaldar esa declaración. Ser y hacer están profundamente interconectados.
Un ser amoroso, por ejemplo, no puede crear acciones que no sean amorosas. Si alguien declara ser amoroso, pero actúa de forma indiferente o egoísta, el desajuste entre ser y hacer indica que no está siendo congruente. Esto no significa que debas castigarte por cada error, sino que cada acción es una oportunidad para recalibrar y alinear tu mundo interior con tu mundo exterior.
Ejemplo Práctico: Ser y Hacer Como Perro y Gato
Para ilustrar este concepto, imaginemos un perro y un gato. Un perro hace cosas de perro: ladra, mueve la cola, cava agujeros. Esas acciones no lo convierten en perro; simplemente revelan al mundo lo que ya es. Del mismo modo, un gato no necesita actuar como perro para demostrar que es gato. Sus acciones, como ronronear o trepar, emanan de su esencia felina.
Ahora, supongamos que el perro pudiera elegir ser un gato. Si hace esa elección, todas sus acciones reflejarán su nuevo ser. No se trata de imitar comportamientos de gato, sino de una transformación esencial que habilita nuevas posibilidades de acción.
La Transformación en el Liderazgo: Un Salto Hacia el Punto B
En el contexto del liderazgo, este concepto es fundamental. Un líder no se define por sus títulos o logros, sino por quién está siendo en cada momento. Declarar que eres un líder implica asumir la responsabilidad de alinear todas tus acciones con esa declaración. Esto significa inspirar, enrolar y guiar a los demás desde el ser.
El objetivo del Programa de Liderazgo es entrenarte para vivir constantemente en punto B, independientemente de las circunstancias externas. Ser líder no es algo que se adquiere con tiempo o experiencia; es una elección que haces y que respaldas con cada acción. Un líder enrola a su mundo en su visión, mostrando con sus acciones quién es y creando nuevas realidades a través de esa congruencia.
De Punto A a Punto B: Un Proceso Continuo
Aunque la transformación ocurre en un instante, mantenerse en punto B es un compromiso continuo. Cada día, cada situación y cada interacción son oportunidades para elegir quién eres y cómo deseas que el mundo te perciba. Este proceso no solo transforma tu vida, sino que también tiene el poder de impactar a quienes te rodean.
La transformación, entonces, no es un destino al que llegar, sino una forma de ser en el mundo. Al elegir punto B, abres la puerta a nuevas posibilidades, relaciones y experiencias. Y al enrolar a tu mundo en tu nueva realidad, no solo vives tu transformación, sino que también la compartes, creando un impacto duradero en quienes te rodean.
Preguntas Frecuentes sobre “De Punto A a Punto B”
Es un proceso de transformación cuántica en el que decides ser quien eliges ser y alinear tus acciones con esa elección. No implica un recorrido lineal, sino un cambio instantáneo.
Sí, pero tus acciones deben respaldar esa declaración. Sin congruencia entre ser y hacer, la transformación no será auténtica.
Mantenerte en punto B requiere un compromiso constante con tus acciones y decisiones, asegurando que siempre estén alineadas con tu declaración.
Regresar a punto A es natural en el proceso de transformación. Es una oportunidad para reevaluar y realinear tus acciones con tu punto B.
Cuando enrolas a tu mundo en tu transformación, impactas positivamente a quienes te rodean, creando un efecto en cadena de cambio y crecimiento.
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