¿Qué juego estás jugando? ¿De quién es el balón?

¿Qué significa jugar el juego?

A veces, la vida se parece mucho a un juego. Nos movemos siguiendo reglas que alguien más diseñó, jugando en un tablero que no elegimos y con un balón que no nos pertenece. Jugar el juego puede ser emocionante, pero también frustrante, sobre todo cuando parece que no importa cuánto te esfuerces, nunca logras ganar.

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Villar, Bernardo (Author)
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¿Quién controla el juego?

¿Te has detenido a pensar en quién define las reglas? ¿Quién tiene el balón en el juego que estás jugando? Muchas veces, como en la infancia, el dueño del balón impone sus condiciones. Es esa persona que puede cambiar las reglas a su favor, y si no le gusta cómo va el juego, simplemente se lleva el balón. Nos adaptamos porque creemos que es la única forma de seguir jugando.

Pero, ¿qué pasa cuando estas dinámicas se trasladan a la vida adulta? Aceptamos reglas que no cuestionamos, participamos en juegos diseñados para que otros ganen, y en el mejor de los casos, solo logramos no perder.

El propósito del juego

La esencia de cualquier juego no es solo competir, sino disfrutar el proceso. Y, por supuesto, ganar de vez en cuando. Si el juego que estás jugando no te permite hacer ninguna de estas cosas, ¿por qué seguir jugando? Tal vez sea momento de cuestionar si vale la pena permanecer en un juego donde las cartas están marcadas desde el inicio.

Cambiar el juego: un acto de valentía

Cambiar de juego no es fácil. Requiere coraje, responsabilidad y la disposición de arriesgarse. Significa dejar atrás la comodidad de lo conocido y atreverse a definir tus propias reglas. Pero, al hacerlo, te das la oportunidad de crear algo mejor, un espacio donde todos puedan participar y disfrutar.

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¿Cómo crear un nuevo juego?

  1. Toma el control del balón: Decide que este será tu juego. No necesitas pedir permiso para rediseñar tu vida.
  2. Establece tus propias reglas: Define qué es importante para ti. ¿Qué te motiva? ¿Qué te da alegría? Haz que tus reglas reflejen eso.
  3. Invita a otros a jugar: Un buen juego no se juega solo. Encuentra personas que compartan tu visión y quieran participar en tu juego.
  4. Busca el equilibrio: Diseña un juego en el que todos puedan ganar. Esto no significa que no haya desafíos, sino que el objetivo es que todos crezcan y disfruten en el proceso.

¿Qué pasa si otros no quieren jugar tu juego?

Es posible que encuentres resistencia. Cambiar de juego puede incomodar a quienes están acostumbrados a las reglas antiguas. Sin embargo, recuerda que no necesitas la aprobación de todos. Los jugadores adecuados aparecerán cuando estés alineado con tus valores y metas.

La vida es demasiado corta para jugar juegos que no elegiste. Si sientes que estás atrapado en un tablero ajeno, es momento de levantarte, tomar el balón y comenzar de nuevo. Diseña un juego que te apasione, uno donde las reglas las pongas tú y donde ganar sea sinónimo de compartir, crear y disfrutar.

Porque al final, el propósito de jugar el juego no es solo ganar, sino disfrutar cada momento mientras lo haces.

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Bernardo Villar
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