Aprendiendo a Aprender
Tradicionalmente aprendemos de una manera muy práctica: mediante la comunicación de conceptos, de ideas que son útiles para ahorrarnos el trabajo de descubrir por nosotros mismos lo que otros ya han descubierto. Manera genial de obtener información útil en muchos aspectos.
El asunto es que del mismo modo aprendemos quiénes y cómo somos nosotros y cómo es el mundo y la cosa es que el mundo, la vida y quienes somos en realidad no son conceptos, no son ideas: el único acceso al mundo, la vida y quienes somos es la experiencia directa con el fenómeno “mundo”, “vida” y “quienes somos”.
Transformación como tecnología provee un acceso a poder experimentar estos fenómenos directamente, dejando de lado los conceptos; poniéndonos en contacto cómo la vida, el mundo y nosotros mismos ocurre para cada quien.
Transformación en este contexto no es un concepto, sino una experiencia. Es la experiencia la que transforma, no el concepto.
Por lo tanto, Transformación no es un saber ni se puede transmitir. No enseña nada ni requiere que se crea en nada.
No es una receta para el éxito y la felicidad.
El papel de los centros y entrenadores no es enseñar nada, sino crear el espacio en el cual cada quien pueda explorar, indagar y encontrar mediante la experiencia quién se está siendo, cuál es la relación personal con el mundo y con la vida y cuáles podrían ser las posibilidades de ser, acción y resultados que pudieran estar disponibles si se elige crear una nueva relación con ello.
La experiencia de transformación no puede comunicarse en conceptos, requiere ser adquirida directamente en la vida tal como se vive.
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