Por qué y Para qué
Dos asuntos realmente opuestos que afectan la conversación de nuestra vida: por qué y para qué hago lo que hago: uno habla de qué lo causa y otro habla de lo que espero conseguir con ello
Por qué y para qué haces lo que haces
Dos datos súper útiles a la hora de parar y ver lo que estoy creando son: por qué hago lo que hago y para qué lo hago.
Aunque parece muchas veces que estas preguntas son lo mismo, no lo son. Una habla de motivos y otra habla de fines. Una viene del pasado y la otra del futuro.
Cuando me pregunto ¿Por qué estoy haciendo esto? estoy yendo del pasado al presente. Básicamente me estoy preguntando cuál es la causa de mis acciones. La respuesta tiene mucho que ver con las conversaciones que me están utilizando para que yo actúe de tal o cual modo. El poder de esta pregunta solo llega al momento presente. ¿Qué creencia me ha llevado a actuar de este modo? ¿Qué causó mi actuar? Mucha información acerca de quién estoy siendo y desde qué plataforma estoy actuando.
Preguntarme para qué hago lo que hago genera una respuesta que no viene del pasado sino del futuro. Para qué tiene que ver con lo que quiero crear. No se trata de la causa que origina mis acciones sino del resultado de ellas.
Por ejemplo, preguntarme ¿Por qué mis relaciones no funcionan? me da información sobre cuál es la causa de que mis relaciones sean como son. Me da información de quién he estado siendo y si lo veo con atención, de la conversación, del contexto que habilita que yo pueda crear el tipo de relaciones que creo. Habla de cómo es el mundo desde el que opero.
Ahora, ¿Para qué tengo el tipo de relaciones que tengo? es una pregunta que me abre la posibilidad de ver para qué me está sirviendo tener ese tipo de relaciones, cuál es mi racket, es decir, qué estoy recibiendo a cambio de tener relaciones como las que tengo.
Hacerme ambas preguntas antes de comenzar cualquier cosa también es útil: ¿Por que voy a hacer lo que estoy comprometido a hacer? Es decir, cuál es la causa de que yo esté eligiendo hacer lo que hago y ¿Para qué voy a hacerlo? o sea, qué estoy comprometido a crear con mis acciones.
“¿Por qué?” habla de mi contexto y de quién estoy siendo. “¿Para qué?” se refiere a mi visión. A lo que voy a crear. Si las respuestas a estas preguntas no están alineadas, ahí hay algo que requieres ver. Ambas son preguntas poderosas cuya respuesta normalmente tiene información insospechadamente profunda y útil si nos permitimos a verla.
Si no sé la causa y el propósito de lo que estoy haciendo, no tengo ningún motivo para pararme, ver y cambiar.
Para crear algo grande, necesito una razón de peso.
Un gran propósito.
Un para qué
Si no veo una razón de peso para hacer lo que estoy haciendo, ya sea en el presente o en el futuro, entonces no hay razón para pararme, ver y cambiar.
Aunque no es necesario conocer la causa en el pasado para crear algo grande, sí es necesario saber lo que quiero crear y cuál es la razón de peso detrás de esa creación.
Si cada acción que hago tiene una causa y un propósito, entonces puedo pararme para ver si mi acción se ajusta o no a mi propósito.
Por ejemplo: Si quiero tener una relación amorosa maravillosa, ¿por qué estoy comprometido a tenerla?
¿Qué tipo de relación era lo que yo quería?
¿Qué tipo de relación quería ser?
¿Y por qué quería ser ese tipo de persona?
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