¿Te ha sucedido alguna vez que, a pesar de dedicarte al mismo campo que otra persona, trabajando igual o incluso más que ella, y optimizando tus procesos para ser más eficiente y competitivo, los clientes siguen prefiriendo a esa persona sobre ti?
Parece incomprensible, ¿verdad? Te esfuerzas más, trabajas el doble, ajustas tus precios, lanzas promociones irresistibles y, sin embargo, los resultados no cambian como esperabas. Al menos hay algo que sí tienes: trabajo constante. Puede que los resultados no sean los soñados, pero te mantienes ocupado. Esto, sin embargo, no quita esa sensación de frustración: ¿por qué no logras los mismos resultados?
La respuesta no está únicamente en lo que se hace, sino en algo más profundo. El verdadero secreto no es qué hace esa persona que logra destacarse, sino quién está siendo mientras lo hace.
Más allá de las acciones: lo que se es
Es fácil justificar el éxito de otros pensando que tienen ventajas externas: mejores contactos, recursos más abundantes, o amigos influyentes. Sin embargo, estas ventajas también son consecuencia de quiénes son esas personas y cómo se relacionan con el mundo.
El éxito está profundamente ligado a la capacidad de crear conexiones auténticas y significativas. No basta con ser competente en lo que haces; lo que importa es cómo lo haces y quién eres mientras lo haces.
Por ejemplo, puedes realizar el mismo trabajo desde un estado de frustración o desde una actitud de disfrute. Puedes interactuar con tu cliente desde una postura de resistencia o desde la empatía. Puedes ser distante y limitarte a cumplir con tu tarea, o puedes involucrarte, escuchar y dejar una impresión duradera.
Esto significa que el éxito no depende exclusivamente de las tareas que realizas. Tiene que ver con cómo esas acciones reflejan tu personalidad, tu autenticidad y tu capacidad para enrolar a las personas en tu visión.
¿Qué es el enrolamiento y cómo impacta tus resultados?
El enrolamiento es la habilidad de conectar profundamente con otros, de influir y de inspirar confianza en tus valores, propósito y visión. Es ser coherente con lo que dices ser y transmitirlo a los demás de forma genuina.
Cuando eres capaz de crear estas conexiones significativas:
- Los clientes no solo compran tu producto o servicio. También compran la experiencia de interactuar contigo y lo que representas.
- Generas lealtad a largo plazo. Una relación sólida va más allá de una sola transacción.
- Te diferencias de la competencia. En un mercado lleno de opciones, las relaciones auténticas son el verdadero valor agregado.
La diferencia entre hacer y ser
Cualquiera puede hacer un trabajo técnico o cumplir con un estándar, pero no todos logran involucrar a las personas emocionalmente. La diferencia radica en tu capacidad de:
- Escuchar activamente: Entender las necesidades y preocupaciones de los demás antes de hablar.
- Mostrar empatía genuina: Hacer sentir a las personas valoradas y comprendidas.
- Demostrar congruencia: Ser coherente entre lo que dices y haces, generando confianza y credibilidad.
- Mantener una actitud positiva: Afrontar los desafíos con optimismo, lo que impacta la percepción que otros tienen de ti.
Cada interacción es una oportunidad para reflejar quién eres y consolidar relaciones significativas.
Cambia tu enfoque: ¿Quién estás siendo?
Si sientes que estás atrapado en la rutina de trabajar más y más sin alcanzar los resultados deseados, quizás sea momento de replantear tu enfoque. Pregúntate:
- ¿Cómo me perciben los demás?
No se trata de caer bien a todos, sino de transmitir autenticidad y coherencia. - ¿Estoy creando relaciones o solo transacciones?
Las conexiones emocionales son el verdadero motor de los negocios sostenibles. - ¿Soy congruente con lo que quiero transmitir?
Las acciones hablan más fuerte que las palabras. Si quieres ser percibido como confiable, debes actuar en consecuencia.
El secreto de los grandes resultados
En resumen, lo que se hace importa, pero no lo es todo. El verdadero secreto radica en quién eres mientras haces lo que haces. Tus relaciones, tu autenticidad y tu capacidad para enrolar a las personas son los elementos diferenciadores que te llevarán al éxito.
No es suficiente trabajar más o bajar tus precios. Es necesario elevar tu nivel de conexión, empatía y congruencia. Al final, los clientes no buscan solo un producto o servicio; buscan una experiencia y una relación que les aporte valor más allá de lo tangible.
La próxima vez que te preguntes cómo mejorar tus resultados, no mires únicamente hacia fuera. Hazte esta pregunta clave: ¿Quién estoy siendo hoy?
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