¿Te ha pasado que te dedicas a lo mismo que otra persona, trabajas tanto o más que ella, incluso trabajas de un modo más eficiente y barato que esa persona y de cualquier modo, por alguna razón extraña, la mayoría de los clientes lo prefieren a él o ella?
Te desvelas pensando cómo aumentar tu mercado, trabajas aún más, trabajas el doble, bajas tus precios, haces promociones y sin embargo, nada parece cambiar la tendencia. Al menos tu consuelo es que trabajo hay y estás trabajando todo el día. Tus resultados no son los que quieres pero eso si, por trabajo no te puedes quejar. te puedes quejar de los resultados de tu trabajo pero no de no tenerlo.
El asunto no está en lo que la otra persona está haciendo. el secreto es quién está siendo esa persona y quién estás siendo tú. Puedes decirte hasta el cansancio que la otra persona tiene más contactos, que tiene amigos con más dinero que los tuyos, pero eso también tiene que ver con quién esa persona es. Tiene que ver con quién es y de qué modo es capaz de relacionarse con su mundo. Pero no, ese es el secreto de sus resultados, y del mismo modo, el grado en el que tu puedas crear relaciones va a ser el grado en que puedas crear tus resultados.
Cualquiera puede hacer un trabajo, pero no todos pueden crear las relaciones. Tiene que ver con quién seas mientras haces el trabajo, no con el trabajo en sí. Puedes hacer el mismo trabajo enojado o disfrutándolo, resistiendo a tu cliente o siendo empático con él; puedes ser cercano a tu cliente o puedes ser distante, puedes limitarte a hacer bien tu trabajo y desaparecer o hacer bien tu trabajo y permanecer.
El secreto es el de siempre: ENROLAMIENTO y tu capacidad de crearlo. Tu capacidad de crear relaciones profundas con las personas. Ser congruente con quién dices que eres y enrolar a los demás en que lo eres.
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