¿Cuántos hay como tu?

Tu ego eres tu, o mas bien, es tu apego a una representación externa de quien eres.

Eres un ser único e irrepetible, y sin embargo existen tantos tu como personas te han conocido. Y te sorprendería saber que ni siquiera son idénticos, en el mejor caso se parecen solo un poco.

Eres la historia que cuentas de ti, eres un personaje que inventaste y siges inventando con la información que tu experiencia te ha dado. Desde que naciste escuchaste opiniones sobre quién y cómo eres en todas partes, tus padres, tu familia, tus amigos, maestros e incluso desconocidos te fueron dando piezas que tu usaste para armar una idea de quien eres sasonada con las conclusiones que tu mismo sacaste de tus resultados en la vida. Juntaste toda esa información (no te preocupes, todos lo hacemos) y la metiste a una licuadora de la cual sacaste una mezcla extraña de opiniones que de algún modo concluiste que eras tu.

Y eso es normal, es el único modo en que los seres humanos nos hacemos una idea de quienes somos. El problema es que nos olvidamos que ese alguien lo hemos inventado nosotros y defendemos esa historia como si dependiera de ello nuestra vida. Ese apego a lo que creemos que somos se llama EGO, la importancia que le damos a esa idea que tenemos de nosotros.

Entonces nos tomamos en serio y no permitimos que nadie nos trate con algo menos que “respeto” o si se puede, “reverencia”, listos a darle su merecido a quien ose no pensar que somos tan importantes como nosotros creemos que somos. Y hacemos todo por demostrar que somos la gran cosa, nos empeñamos en tener razón, en depostrar a los demás que somos mejores que ellos, competimos, conquistamos. Vivimos mirándonos el ombligo.

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Nos creemos únicos pero no nos damos cuenta que igual que nosotros nos inventamos quienes somos, los demas también se han inventado quienes somos para ellos y muchas veces esa persona que ellos inventaron de ti no se parece a la persona que tu inventaste de ti. Y esto, por supuesto funciona al revés, cada uno de nosotros ha inventado una historia sobre como es cada una de las personas de nuestra vida.

En esta pugna con los demás sobre quienes somo y debemos ser tratados y quienes son y merecen ser tratados perdemos gran parte de nuestra vida y nuestras relaciones.

¿Estoy intentando decir que no importa quien soy? De ningún modo. Estoy intentando decir que importa quién eres pero no quién crees que eres. Y es importante solo para cada quien, y entre más rápido nos demos cuenta de eso, mas oportunidad tendremos de movernos a lo siguiente.

¿Y cómo le hacemos entonces? Te propongo trabajar en estos 5 puntos

  1. No te lo tomes personal. Igual que tu opinión de otras personas es problema tuyo, la opinión de otros sobre ti no lo es y al final solo es eso: una opinión.
  2. No es importante tener siempre la razón pero si ha arruinado muchas relaciones. Suelta esa necesidad de tener razón y date permiso de dejar que alguien mas la tenga. Te darás cuenta que, aparte de reconocimiento temporal, a nadie le importa si tienes razón o no
  3. No quieras ser el mejor, o mejor dicho, no te obsesiones con que la gente piense que lo eres. Todos somos los mejores en alto, pero nadie es el mejor en todo. Y nadie espera que lo seas.
  4. Tu no eres tus logros. Tus logros hablan de quién has sido en el pasado, pero no te definen como ser humano.
  5. No eres tu reputación. Lo que los demás hablen de ti claro que puede afectar tu vida diaria, sin embargo, tu reputación, buena o mala tampoco define quién eres. La autenticidad abre mayores espacios de acción que ser esclavo de expectativas ajenas.
Bernardo Villar
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