Expectativas: ¿tenerlas o no?

¿Es posible no tener expectativas de nadie en una relación? Aunque puede parecer una idea atractiva para evitar decepciones, lo cierto es que las relaciones humanas —de pareja, amistad, laborales o familiares— están basadas en acuerdos, compromisos y normas implícitas. Por ello, tener expectativas realistas y saludables es fundamental para construir relaciones satisfactorias y equilibradas.

Distinciones
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Villar, Bernardo (Author)
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¿Qué significa tener expectativas?

La expectativa es la esperanza o posibilidad de conseguir algo. En otras palabras, es lo que alguien espera de una situación o persona. Y sí, parece razonable pensar que los problemas en las relaciones surgen cuando las expectativas no se cumplen. Entonces, ¿no sería más sencillo no esperar nada en absoluto? La realidad es que esto no solo es poco práctico, sino que va en contra de la propia naturaleza de las relaciones humanas.

¿Es posible no tener expectativas en una relación?

¿De verdad puedes no esperar nada de nadie? Una relación, sin importar su naturaleza, se sustenta en acuerdos: promesas explícitas o implícitas de que ciertas cosas sucederán o, por el contrario, no sucederán. Estas expectativas son necesarias porque generan confianza y permiten que las relaciones funcionen de manera coherente. Por ejemplo, si entras en una relación de pareja, es lógico esperar compromiso, honestidad, fidelidad, y apoyo mutuo, a menos que se haya acordado lo contrario.

Sin expectativas, todo valdría lo mismo. Si no esperas nada, te vuelves indiferente a lo que la otra persona haga o deje de hacer, incluso si eso te perjudica. No tener expectativas equivale a renunciar a tus propios estándares, valores y merecimientos. Esto puede llevar a una relación desequilibrada, donde una de las partes se sienta menospreciada o ignorada.

Las expectativas son necesarias y válidas

Es importante reconocer que las expectativas son inevitables y, en la mayoría de los casos, saludables. Si compras un producto, por ejemplo, esperas que cumpla con ciertos estándares de calidad. Si perteneces a una sociedad, esperas que tus derechos sean protegidos y que los demás cumplan con sus obligaciones. Esto no es algo que se exprese de forma verbal todo el tiempo, pero se asume porque existe un acuerdo social implícito.

En el caso de una relación de pareja, también existen expectativas válidas. Aunque no siempre se hablen explícitamente, hay acuerdos básicos que se esperan:

  • Honestidad: Decir la verdad y actuar con transparencia.
  • Fidelidad: Respetar el compromiso de exclusividad si así se ha acordado.
  • Lealtad: Estar presente y apoyar a tu pareja en los momentos difíciles.
  • Compañerismo: Trabajar juntos como un equipo hacia un mismo objetivo.
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Estas expectativas no solo son razonables, sino que son fundamentales para que una relación sea sana y funcione correctamente. Cuando una de las partes no cumple con esos acuerdos, los problemas no surgen por quien tiene expectativas, sino por quien decide no cumplir con lo pactado.

El peligro de las expectativas destructivas

Ahora bien, existe una diferencia importante entre tener expectativas sanas y generar expectativas que resultan dañinas. Las expectativas comienzan a ser destructivas cuando se basan en un ideal irreal de la otra persona. Por ejemplo, cuando inventas un personaje ficticio y esperas que tu pareja se convierta en lo que deseas, ignorando quién es realmente.

Este tipo de expectativas son dañinas porque generan frustración, resentimiento y desilusión. Esperar que alguien cambie su personalidad, valores o identidad para encajar en tu visión idealizada no es justo ni realista. En lugar de construir una relación sólida, estas expectativas solo generan conflictos y desgaste emocional.

Por otro lado, las expectativas relacionadas con los acuerdos sí son naturales y responsables. No se trata de cambiar a la otra persona, sino de confiar en que respetará los compromisos asumidos. Es válido esperar que alguien cumpla su palabra y sus promesas porque esto fortalece la confianza y la estabilidad en la relación.

Tener expectativas y compromisos: el equilibrio clave

Esperar algo no es malo, siempre y cuando se manejen de forma realista y equilibrada. Es saludable esperar que las personas con las que te relacionas cumplan con lo que prometen, ya sea explícita o implícitamente. Sin embargo, también es importante ser consciente de que nadie es perfecto, y que habrá momentos en los que las expectativas no se cumplan.

El equilibrio radica en la comunicación clara y en la aceptación mutua. Hablar abiertamente sobre las expectativas, establecer acuerdos realistas y revisar si estos se están cumpliendo son prácticas clave para fortalecer cualquier relación. Al mismo tiempo, es fundamental practicar la empatía y la comprensión, entendiendo que todos cometemos errores y tenemos limitaciones.

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La integridad: base fundamental para cumplir expectativas

Sin integridad, ninguna relación puede prosperar. La integridad se refiere a la capacidad de honrar los acuerdos que hacemos con los demás y con nosotros mismos. Al actuar con integridad, no solo cumplimos nuestras promesas, sino que también generamos confianza y seguridad en las personas que nos rodean.

Si alguien no cumple con un acuerdo, la responsabilidad recae en esa persona, no en quien tenía la expectativa de que lo respetara. Es por eso que las expectativas relacionadas con los compromisos son válidas y necesarias: forman parte de la base sobre la que se construyen relaciones sanas, sólidas y respetuosas.

¿Deberías tener expectativas en una relación?

La respuesta es sí, pero de forma equilibrada y consciente. Tener Anticipaciones en una relación no es algo negativo, siempre y cuando estas sean realistas, saludables y estén basadas en acuerdos mutuos. No se trata de esperar que la otra persona cambie quién es, sino de confiar en que respetará los compromisos y acuerdos establecidos.

Recuerda que las expectativas son parte de la naturaleza humana y que, lejos de ser perjudiciales, son necesarias para mantener relaciones funcionales y satisfactorias. Comunica tus expectativas de manera clara, escucha las de la otra persona y trabaja en equipo para cumplir con lo que ambos han acordado. De este modo, evitarás malentendidos, fortalecerás la confianza y construirás relaciones más saludables y felices.

Bernardo Villar
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