Hacer juicios es una parte natural de la vida, pero condenar a otros por sus acciones o decisiones puede ser perjudicial para todas las partes involucradas. Aprende cómo evitar la condena y en su lugar, practicar la empatía y la comprensión.
Hacer juicios
¡Me estás juzgando! ¡Estás en juicio de lo que hago! ¡No me juzgues!
¿Te suena familar? Seguro si no lo has dicho tu mismo al menos has escuchado a mucha gente decirlo.
¡Juicios! ¡Qué cosa más terrible! Nadie debería hacer juicios, ¿no es así?
Pues no, no es así.
Vamos a hacer hoy una distinción básica que seguro podrá abrir muchas posibilidades en el modo en que te relacionas con los demás: Juicio vs Condena.
Hacer un juicio no tiene que ver con el término jurídico en el cual a una persona se le declara culpable o inocente. Hacer un juicio es hacer algo que por naturaleza el ser humano hace: elegir y tomar decisiones, tomar una postura, tener una opinión acerca de algo.
Mediante los juicios somos capaces de tomar decisiones: elijo tal o cual cosa porque A MI JUICIO es lo más conveniente en determinada situación. Cambia el “a mi juicio” por “en mi opinión” y seguramente ver´s despojada la frase del significado negativo que te han dicho que tiene el termino “juicio”.
Mediante la experiencia el ser humano aprende, lo que va viviendo le va dando un punto de referencia para cómo actuar en situaciones semejantes, aunque muchas veces los juicios no son propios sino los hemos heredado del contexto: tal marca es mejor que esta otra porque mi mamá la usaba, etc. Entonces se le llama prejuicio y ya platicaremos de eso en otra oportunidad. El asunto es que no puedes existir sin los juicios: ¿Qué ropa me pongo hoy? ¿Qué camino voy a tomar? ¿Qué comeré hoy? ¿Qué música me gusta? ¿Cómo me gustan las chicas o los chicos? ¿Funciona la transformación? ¿Tiene sentido esto que estás leyendo? Toda opinión es un juicio y es normal tener opiniones sobre ti, sobre el mundo y sobre otras personas.
Ahora hablemos de condenas. Las condenas son el resultado de otorgarle un valor negativo a un juicio, etiquetar una cosa, un evento, una conducta o una persona como buena o mala, como correcto o incorrecto. Cuando condenamos estamos no solo tomando una postura de desaprobación sobre lo que estamos juzgando, sino que estamos dispuestos a tomar una acción para modificar lo que está siendo y nosotros desaprobamos.
Condenamos el terrorismo, condenamos la violencia, condenamos las injusticias, condenamos a las personas que las cometen.
El que una persona tenga una opinión distinta a la tuya sobre lo que haces o sobre quién eres no es una condena. No tiene nada que ver contigo. No te lo tomes personal. Tu también tienes tus opiniones sobre otras cosas, sobre otras personas. Opinar en favor o en contra es ejercer una libertad, te guste o no. Por supuesto todo es distinto si tras su opinión va el intento de interferir en tu libertad de ser o hacer lo que tu elijas (siempre y cuando no perjudique a los demás)
Concluyendo, si le pides a alguien que no te juzgue le estás pidiendo que no tenga una opinión de ti. Imposible.
Lo que tu quieres es que no te condenen basados en ese juicio.
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