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Vive tu Transformación

Juicios y Etiquetas

Distinciones
Distinciones
Villar, Bernardo (Author)
$ 319.71

Los juicios son una parte natural de la vida, pero cuando se utilizan para definir a una persona o grupo, pueden ser dañinos. Aprende más sobre cómo los juicios y etiquetas pueden afectar a las personas y cómo podemos evitar caer en estas trampas mentales.

juicios y etiquetas
Índice

Juicios y Etiquetas

El ingenio no debe ser más exigente que el gusto, ni el juicio más severo que la conciencia.

– Joseph Joubert 

Después de escribir el artículo sobre la posibilidad de vaciarnos de lo que estamos seguros que sabemos de las personas para arreiesgarnos a re-conocerlas todo el tiempo partiendo de cero, varias personas me han escrito para hacerme el comentario de que la idea está muy linda pero ése es el mejor modo de que te vean la cara de idiota una y otra vez.

Y me quedé pensando en la conveniencia de escribir sobre la distinción entre hacer un juicio y etiquetar.

Hacer juicios es casi un tabú en la transformación humana y el crecimiento personal. Pareciera que es la falta de respeto más grande hacia las demás personas. Si y no.

Es inevitable hacer juicios. Los juicios hacen posible la elección, no podemos vivir sin ellos.

Utilizo juicios para elegir qué auto comprar, qué ropa usar, qué inversiones hacer, que platillo elegir en un restaurante, etc. Son la plataforma sobre la cual se fundan todas las decisiones que tomamos. Con ellas creamos el contexto de lo que es o no conveniente para nosotros.

Así, mediante juicios puedo elegir con qué personas me relaciono y hasta qué punto me relacionaré con cada una de ellas y, por supuesto, los juicios se basan en mi experiencia, es decir, nacen en el pasado. O mejor aún, nacen en la historia que me cuento de eventos pasados. Así, si en mi historia una persona alguna vez tuvo un conflicto de algún tipo conmigo, lo más seguro es que elegiré no relacionarme con ella o relacionarme de un modo distante y superficial. Si en mi historia otra persona tiene un papel más placentero, tal vez me relacionaré con ella de modo más estrecho; es decir, basado en mi experiencia (pasado) con cierta persona, yo, mediante un juicio, elijo relacionarme con ella de tal o cual manera.

Juicios y Etiquetas

Lo delicado es cuando al juicio le sigue una etiqueta. Normalmente van juntos: juicios y etiquetas, es decir, tomamos como válido ese juicio al decidir quién es la persona a nivel de naturaleza y asi las repartimos: “Fulano(a) es….” y completamos la frase con los adjetivos que creamos pertinentes: una puta, un sinvergüenza, muy responsable, ejemplar, bueno, malo, no de fiar, fiable, latoso, un desmadre, muy serio, etc. Y de algún modo unimos ese juicio, es decir esa decisión que hemos tomado (y que es enteramente nuestra) y la consideramos parte inseparable de la naturaleza de la persona en cuestión. Es decir, después de un juicio personal “condenamos” a la persona a ser, al menos para nosotros de un cierto modo y para siempre.

Y es que es claro que la experiencia que tuviste alguna vez sobre alguna persona o situación afecte tu modo de relacionarte con las personas y situaciones desde la postura de: conozco un resultado posible al relacionarme de tal o cual modo con determinada persona o circunstancia, sin embargo no puedo generalizar pensando que siempre el resultado será el mismo cada vez.

Un juicio es una elección personal, basado en mi experiencia de la persona o la situación a la que se refiere. Tiene que ver con ellas sin embargo es enteramente mio. Una etiqueta también. En una etiqueta estoy generalizando un juicio enteramente personal sin embargo no estoy tomando responsabilidad sobre él, adjudicándosela completamente a alguien tomándola como una característica intrínseca con quien la persona es.

Y cuando etiqueto, creo una clasificación, es decir, no solo esa persona, sino todos los que me la recuerden, serán para mi de esa forma y les otorgaré un nivel de confianza arbitrario que no tiene que ver con la persona sino con mi prejuicio hacia ese “tipo de persona” que yo me he creado.

Y podríamos llegar a plantearnos situaciones extremas: ¿Dejarías tus hijos al cuidado de una persona que ha sido relacionada con abuso infantil? No estoy implicando en mi anterior artículo: “Olvida lo que sabes de la persona y comienza de cero”, sino: “No olvides que puede ser que tu historia sobre esta persona no sea la verdad absoluta” y de ese modo poder elegir el grado de confianza que le otorgues y el tipo de relación que te interese crear (que quede claro: que te interese crear. Nada importa lo que puedas crear con alguien si no te interesa crearlo)

Bernardo Villar
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