Uno hace tal cosa, uno piensa tal otra, uno siente esto, uno hace aquello…. ¿Quién? UNO
OK, ¿quién es UNO?
Uno es en el lenguaje un modo de referirse a mi mismo, pero al mismo tiempo a todos los demás. El UNO es ese YO inmenso, múltiple y anónimo que dicta cada aspecto de mi vida: Cómo debo sentir, actuar, reaccionar, pensar, qué debo creer, qué puedo hacer, qué posibilidades hay para mi, etc.
Es ese UNO lo que aprendemos sin que nadie nos lo enseñe pues existimos dentro de él. Son reglas no escritas que sin embargo todos sabemos, es nuestra programación social básica sobre la cual creamos nuestra vida y nuestras relaciones. Y existe porque es útil para la coexistencia en grupo.
Así sabemos que UNO no roba, UNO no miente, UNO no mata. Sabemos de algún modo que cuando alguien muere UNO debe sentirse triste, que cuando a UNO lo engañan, UNO se enoja; que cuando se siente atacado, UNO se defiende, etc…
Util, sin duda, y sin embargo no somos nosotros quienes usamos al UNO sino que somos usados por él. Lo tenemos tan insertado en nuestra idea de quienes somos y de como son las cosas que no podemos imaginar otra opción y sin darnos cuenta, sin elegirlo, somos esclavos del UNO.
En estos tiempos en los que los medios masivos de comunicación campean, poco a poco han añadido a ese UNO creencias menos esenciales y de mayor riesgo. Hoy usamos la ropa que todos usan, compramos lo que todos compran, pensamos lo que todos piensan, votamos por los que todos votan, opinamos lo que todos opinan, etc. Es decir, estamos siendo bombardeados por instrucciones de cómo actuar, pensar, gastar, reaccionar, etc. que responden menos a necesidades de relación social que a intereses de grupos específicos que han logrado insertar, como un virus, estas nuevas instrucciones en el inconsciente colectivo (y lo hacen cada vez que cambia la moda, cada vez que hay nuevas elecciones, etc).
Es en este UNO, en este inconsciente colectivo adulterado donde nos acogemos para escapar de la responsabilidad de existir. Decidir no es necesario puesto que todas las respuestas ya me han sido dadas de antemano en este UNO. Así, entregamos la responsabilidad de nuestra existencia al mundo exterior, y bajo esta postura, nos convertimos en víctimas.
Ese UNO, ese modo en que las cosas se hacen, está en constante movimiento como una CORRIENTE y nos arrastra sin darnos cuenta. Es esa la CORRIENTE a la que nos referimos en transformación y que nos lleva a vivir una vida inauténtica en la que no nos atrevemos a elegir y opinar de un modo distinto a los demás, porque esa CORRIENTE, ese UNO es despiadado y nos hace pagar precios altos por atrevernos a vivir una existencia auténtica.
Y tan apegados estamos a vivir dentro de ese UNO, dentro de esa CORRIENTE, que nos vemos frecuentemente construyendo corrientes nuevas aun dentro de los grupos de transformación, creando dogmas de cómo debe verse o vivirse desde una plataforma transformacional. Una corriente alternativa que nos invita a refugiarnos en ella una vez más para evitar toda responsabilidad personal.
La existencia auténtica se logra cuando PARAS esa carrera loca en la que te arrastra el UNO, MIRAS dónde estás y dónde quieres estar, ELIGES tu, no el UNO, la posibilidad en la cual vas convertir y luego TOMAS ACCIÓN congruente y comprometida con esa posibilidad, es decir, tomas la postura de que mediante esa acción tu existencia tiene sentido y hace una diferencia en el mundo.
Concluyendo, el UNO (la manera en que las cosas tienen que ser) existirá siempre y siempre nos arrastrará como una CORRIENTE. Es solo mediante la elección consciente de una posibilidad y el compromiso con esa decisión que nos paramos en el mundo en una postura de autenticidad.
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