El asunto es SER

Hace algunos años, escuché una frase en la radio que me dejó reflexionando profundamente: “Vale más el que sabe más”. ¿Qué opinas de esta afirmación? ¿Te hace sentido? En nuestra sociedad, parecería que el saber es un bien supremamente valorado, un atributo que muchas veces se percibe como una meta en sí mismo. Pero, ¿es eso realmente suficiente? ¿Es el conocimiento, por sí solo, lo que define el valor de una persona?

En este contexto, el conocimiento no solo se sobrevalora, sino que también se asume como un símbolo de éxito y superioridad. En ocasiones, se convierte en un vehículo para inflar el ego: “Sé cosas que tú no sabes; por lo tanto, soy mejor que tú. Esta mentalidad reduce el aprendizaje a una carrera por acumular información, diplomas y logros académicos, dejando de lado lo más importante: el impacto que ese conocimiento tiene en nuestro SER.

El conocimiento como un fin

Es común encontrarnos con personas que parecen coleccionistas de títulos: pasan de un curso a otro, acumulan talleres, maestrías, doctorados y certificaciones como si fuesen trofeos. A simple vista, tienen un currículum impresionante, una lista interminable de habilidades y áreas de especialización. Pero, ¿qué sucede realmente con este conocimiento?

En muchos casos, queda limitado al plano intelectual. Pueden hablar durante horas sobre diversos temas, llenos de datos y teorías. Sin embargo, ese conocimiento no permea sus acciones, no transforma su esencia, no los hace SER. Se queda en un nivel superficial, como un adorno que exhiben en sus conversaciones o en sus redes sociales.

Por ejemplo, piensa en alguien que asiste a un taller sobre liderazgo. Tal vez adquiere nuevas herramientas para manejar equipos o mejorar su comunicación. Pero si, al salir, ese conocimiento no se traduce en un cambio real en cómo lidera, cómo se relaciona con los demás o cómo enfrenta los desafíos, ¿de qué sirve? Saber algo no es lo mismo que encarnar algo.

La diferencia entre saber y SER

En los talleres de transformación personal, este patrón también se presenta. Hay quienes llegan con la intención de aprender algo nuevo, buscando “herramientas” para usar en situaciones específicas. Pero este enfoque no produce una transformación real, porque la transformación no ocurre a través del simple acopio de información.

Lee también  ¿Te sientes estúpido?

La verdadera transformación se da cuando un conocimiento cambia quién eres en el mundo. Esto sucede cuando ese conocimiento deja de ser algo que posees y empieza a poseerte a ti, cuando te conviertes en aquello que has aprendido. En otras palabras, cuando el aprendizaje deja de ser un conjunto de conceptos abstractos y se convierte en el núcleo desde el cual operas en tu vida diaria.

Por ejemplo, conceptos como “responsabilidad”, “ganar-ganar” o “ser la causa” no son simplemente herramientas que puedes sacar del cajón cuando las necesitas. Estos conceptos solo generan un impacto real cuando dejan de ser ideas y se convierten en principios que rigen tu manera de actuar y relacionarte. Cuando esto ocurre, no es que uses el conocimiento, es que el conocimiento te usa a ti.

SER como la meta de los talleres de transformación

Los talleres de transformación no son espacios donde te enseñan nuevas teorías o técnicas. No se trata de salir siendo la misma persona que llegó, pero con más información en tu cabeza. Están diseñados para que vivas un cambio profundo, para que la persona que sale del taller sea fundamentalmente diferente de la que entró.

Este cambio no ocurre acumulando conceptos. Ocurre cuando permites que la conversación te transforme. Es un proceso que requiere apertura, disposición y compromiso con SER diferente. No basta con entender la teoría; la clave está en encarnar las distinciones, en vivirlas, en hacerlas parte integral de tu identidad.

Por ejemplo, si en un taller aprendes sobre la importancia de la irrazonabilidad para alcanzar grandes metas, este concepto no tendrá un impacto real si solo lo entiendes a nivel intelectual. Pero si lo adoptas como una forma de vida, si empiezas a actuar con valentía y persistencia más allá de lo razonable, entonces habrás hecho la transición de saber a SER.

De herramientas a transformación: el viaje al SER

Cuando pensamos en transformación, es esencial entender que no se trata de añadir más conocimientos a nuestra mente, sino de convertirnos en una nueva versión de nosotros mismos. Esto implica un cambio profundo, una alineación total entre lo que pensamos, sentimos y hacemos.

Lee también  Receta para hacer milagros

La transformación no es un ejercicio de memoria ni una habilidad que se pueda aprender en una clase magistral. Es un proceso de integración total. No es “aplicar” un concepto de vez en cuando; es vivirlo cada día, de manera que sea inseparable de quien eres.

A eso vas a un taller de transformación: no a saber algo, sino a SER algo. Porque lo que verdaderamente marca la diferencia en la vida no es lo que sabes, sino quién eres como resultado de lo que sabes.

el poder de SER

El valor del conocimiento no está en cuánto acumulas, sino en cuánto te transformas a través de él. En una sociedad que idolatra el saber, es vital recordar que el conocimiento, por sí solo, no tiene poder transformador. La magia ocurre cuando ese conocimiento se convierte en parte de tu esencia, cuando deja de ser información y se convierte en acción, en propósito, en tu manera de vivir.

La verdadera transformación no se mide por la cantidad de diplomas en tu pared, sino por el impacto que tienes en el mundo al SER la mejor versión de ti mismo. Y ese viaje hacia el SER comienza cuando dejas de buscar acumular conocimiento y te abres a la posibilidad de vivirlo plenamente.

41LyRFS3JL. SX331 BO1204203200 1
41E8vrABALL. SX322 BO1204203200 1
41nLcFDc2eL. SX331 BO1204203200 1
31HBDtE1K2L. SX322 BO1204203200 1
Bernardo Villar
Sígueme
Últimas entradas de Bernardo Villar (ver todo)