Compromiso (esa terrible palabra)

No, no se trata de “Enrolamiento”, esa palabra nomás pone nervioso a quien ha estado en un PL. Me refiero a otra palabra que pone a temblar a casi todas las personas: “Compromiso”.

Un compromiso no es otra cosa que un acuerdo sobre algo: un compromiso matrimonial, por ejemplo, es el acuerdo entre dos personas para contraer matrimonio, es decir, el acuerdo entre dos personas de tomar todas las acciones conducentes a contraer matrimonio y a mantenerse en ese vínculo formal. Un compromiso tiene que ver con hacer cumplir un acuerdo, con honrar mi palabra. Es un asunto de integridad.

Sin embargo, por ahi se dice que “a las palabras se las lleva el viento” y nos comprometemos con ligereza y muchas veces sin la intención de honrar nuestra palabra. (será por eso que, en el caso del compromiso matrimonial se requiere firmar un contrato para hacerlo legal y forzar su cumplimiento)

Comprometerse a algo puede causar dos cosas: un sentimiento de pesadez y angustia por “la carga” que supone, es decir, se convierte en una obligación impuesta desde afuera (desde la persona ante la cual nos comprometemos) , en un “tengo que”. O puede convertirse en el motor que me mueva hacia adelante, como una elección que surge de mi como fuente.

Cuando me comprometo sin querer hacerlo, voy a buscar la excusa perfecta para no honrar mi palabra y mi compromiso será ese: no cumplir mi compromiso. (al final siempre vamos a estar comprometidos con algo) Y en muchos casos, ni siquiera hace falta la excusa perfecta, no lo cumplo y listo. Al fin, solo son palabras ¿no?

Exacto, son palabras y al final eso es todo lo que son, pero no son solo palabras, es mi palabra, y si yo soy mi palabra, mi compromiso es una extensión de quien yo soy. Al no honrar mi palabra, no me honro a mi, pierdo algo, no estoy completo, pierdo INTEGRIDAD. ¿No pasa nada? Haz la prueba y verás: deja de cumplir tus acuerdos y observa cómo tu efectividad va a desaparecer junto con la confianza de la gente de tu vida. Y la gente de tu vida son todos los que tiene contacto contigo, desde tu familia hasta tu jefe o tus clientes.

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Pero bueno, eso pasa cuando no honramos un acuerdo, un compromiso, nuestra palabra; sin embargo, vayamos al origen: para no honrar mi palabra, debo haberla dado en primer lugar, para romper un compromiso requiero haber primero haber hecho ese compromiso.

Y el punto es que nos comprometemos con ligereza, decimos que si a cualquier cosa por quedar bien, y para que eso funcione, debemos tomar nuestra palabra muy en serio y si eso a lo que me comprometí no es lo suficientemente importante para mi, al menos la integridad de mi palabra debería llevarme a cumplirlo. Sin embargo, insisto, nos comprometemos a la ligera y sin intención de cumplir.

Si un compromiso no te interesa cumplirlo, no empeñes en él tu palabra. No pasa nada si dices que no.

Pero requieres estar consciente de dónde viene ese “no”. ¿Desde el amor o desde el miedo? (Pregúntate lo mismo si vas a decir “si”, ¿estas diciendo “si” desde el amor o desde el miedo?) Y si es desde el miedo, no pasa nada, sin embargo, observa que hay una conversación que te está manejando y limitando.

No se trata de comprometerte a todo, se trata de comprometerte con tu vida y lo que es importante para ti. Para comprometerte requieres ver valor en aquello a lo que te comprometes. Valor para ti. Debe sumar a tu visión.

No puedes comprometerte a todo, pero no funciona vivir sin compromiso, porque vivir sin compromiso es no tomar riesgo, jugar a la segura, solamente sobrevivir.

Comprometerse a algo es decir: “se va a hacer no importa qué” y tomar todas las acciones para que así sea. Que yo me comprometa no depende de que otro lo haga. Un compromiso es incondicional. Comprometerse es tomar una postura, una elección. Es darle sentido a algo que para nosotros es importante y sostenernos ahí.

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Yo puedo estar comprometido con una persona, con su vida, sin que necesariamente esa persona esté comprometida conmigo y con mi vida. Porque no depende de la otra persona, no depende mas que de mi, porque mi compromiso es mi elección.

Al final, siempre se está comprometido con algo, la pregunta es: ¿Con qué estoy comprometido?

Bernardo Villar
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