“Ser, hacer, tener”. Tres palabras simples, pero que contienen una profunda sabiduría sobre cómo lograr resultados en cualquier aspecto de la vida. Son condiciones de la existencia y, al mismo tiempo, distinciones esenciales que pueden marcar la diferencia entre alcanzar tus metas o quedarte a mitad de camino. Pero ¿cómo se conectan y por qué son tan importantes? Vamos a explorarlo.
Ser, Hacer, Tener: ¿Por Qué Importa Esta Distinción?
Para entenderlo, pensemos en un ejemplo sencillo: el clásico dolor de cabeza.
Cuando tienes dolor de cabeza, probablemente pienses en cómo solucionarlo rápidamente. Tal vez recurras a dos aspirinas, un paracetamol o un ibuprofeno. Lo que sea que elijas, el proceso parece obvio: tomas la pastilla con agua, esperas un rato, y el dolor desaparece. Pero aquí viene el truco:
El dolor de cabeza no desaparece solo porque tomaste “algo”. Tampoco porque quisiste que desapareciera. Lo que realmente hace la diferencia es que la pastilla que tomaste ES aspirina (o cualquier medicamento eficaz). Es decir, la esencia de la pastilla es lo que define su efectividad.
Aquí entra el modelo de “ser, hacer, tener”:
- El SER: La pastilla es aspirina, tiene las propiedades adecuadas para resolver tu problema.
- El HACER: Es la acción de tomarla con agua.
- El TENER: El resultado deseado, que es el alivio del dolor.
Ahora, ¿qué pasa si cambias uno de estos factores? Si la pastilla no fuera aspirina (aunque hicieras todo igual), el resultado sería diferente.
Aplicando el Modelo en Tu Vida
Muchas veces sabemos el resultado que queremos (el TENER). Incluso conocemos las acciones correctas (el HACER). Sin embargo, lo que falla es que no somos el SER correcto para alcanzar ese resultado.
Esto ocurre porque nuestros pensamientos, creencias, y comportamientos no están alineados con lo que queremos lograr. Es como querer alivio para el dolor de cabeza, pero tomar una pastilla que no tiene los ingredientes activos necesarios.
Ejemplo Práctico: Lograr Éxito Profesional
Imagina que quieres un ascenso en tu trabajo. Ese es tu resultado deseado (TENER). Sabes lo que necesitas hacer: trabajar duro, proponer soluciones, ser puntual (HACER). Pero si no desarrollas las cualidades necesarias, como liderazgo, iniciativa y confianza en ti mismo (SER), es probable que te quedes en el mismo lugar.
Es aquí donde el SER toma protagonismo. Antes de enfocarte solo en lo que haces, necesitas preguntarte:
- ¿Estoy siendo la persona que merece este ascenso?
- ¿Mis pensamientos y creencias están alineados con el resultado que quiero?
Cambiar el Orden: De Tener a Ser
Uno de los errores más comunes es pensar que primero debemos “tener” algo para luego “hacer” y finalmente “ser. Por ejemplo: “Cuando tenga dinero, podré invertir y entonces seré exitoso”.
Este enfoque es una trampa porque pone las condiciones externas por encima de tu identidad. En cambio, el modelo correcto es al revés: primero debes ser la persona adecuada, luego realizar las acciones correctas, y finalmente disfrutar del resultado.
Ejemplo Personal: El Éxito Financiero
Si deseas libertad financiera, el primer paso no es esperar a tener dinero para actuar. En su lugar, empieza por ser una persona disciplinada con tus finanzas, alguien que invierte en su educación financiera y toma decisiones inteligentes. Al actuar desde esta identidad, eventualmente verás los resultados deseados.
Reflexión Final
El modelo “ser, hacer, tener” no es solo una herramienta conceptual; es un cambio de paradigma. Nos recuerda que el verdadero poder para transformar nuestra vida no está en las circunstancias externas, sino en cómo definimos y cultivamos nuestra identidad.
Si estás buscando un cambio en tu vida, pregúntate:
- ¿Qué quiero tener realmente?
- ¿Qué acciones me llevarán a ese resultado?
- ¿Quién necesito ser para que esas acciones sean naturales y efectivas?
El cambio comienza desde adentro. Cuando te enfocas en ser la persona correcta, todo lo demás fluye de manera más sencilla y orgánica.
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