Yo soy una elección

El ser humano no está condenado a ser de un modo específico e inmutable. No nacemos con una esencia fija que nos define y nos limita; más bien, aprendemos a ser, moldeados por el entorno en el que vivimos y las experiencias que acumulamos. Este aprendizaje no ocurre al azar; sucede dentro de un grupo social que nos transmite una forma particular de ver el mundo y de relacionarnos con él.

El proceso de construcción de la identidad

Desde el momento en que llegamos al mundo, comenzamos a absorber información de nuestro entorno. Las primeras influencias provienen de nuestros padres, quienes, de manera consciente o inconsciente, nos transmiten su percepción de quiénes somos. Este proceso continúa con la familia, los amigos, la escuela, la religión y otros entornos sociales. Cada uno de estos contextos nos da piezas del rompecabezas que constituye nuestra identidad.

Este aprendizaje es tan profundo que, muchas veces, no somos conscientes de que todo lo que creemos ser es el resultado de un cúmulo de experiencias, interpretaciones y retroalimentaciones. A través de esta constante exposición, construimos una identidad que consideramos nuestra naturaleza intrínseca, cuando en realidad es una elección inconsciente: hemos aprendido a ser quienes somos, pero no hemos decidido conscientemente serlo.

La influencia del entorno en la percepción de “yo soy”

El entorno tiene un papel determinante en nuestra construcción personal. Nos dice cómo comportarnos, qué creer, e incluso cómo valorarnos. Esto está condicionado por variables como nuestro género, la cultura, la religión y los valores predominantes en nuestra sociedad. Sin darnos cuenta, adoptamos creencias y comportamientos que asumimos como propios, pero que en realidad nos fueron inculcados.

Por ejemplo, si crecimos en un entorno donde se valora el esfuerzo constante, es probable que asociemos nuestra identidad con ser trabajadores incansables. Si, por el contrario, nuestra familia enfatizó la importancia de la creatividad, es posible que nos identifiquemos como personas creativas. Así, sin cuestionarlo, nuestra identidad se construye en gran parte sobre ideas y aprendizajes externos.

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La oportunidad de elegir quién eres

La verdadera transformación comienza cuando nos damos cuenta de que nuestra identidad no es un destino inamovible, sino una elección. Esta revelación nos permite entender que, aunque no hemos decidido conscientemente quiénes somos, podemos hacerlo ahora. Podemos redefinir nuestra identidad y, con ello, abrir la puerta a nuevas posibilidades y resultados en nuestra vida.

Por ejemplo, si siempre te has visto como una persona tímida porque así te etiquetaron en la infancia, puedes elegir conscientemente adoptar un rol más abierto y seguro. Esto no significa ignorar tus características actuales, sino reconocer que tienes la capacidad de decidir cómo deseas actuar y presentarte en el mundo.

Elegir conscientemente para transformar tu vida

El secreto está en comprender que todo en la vida es una elección, incluso las creencias y comportamientos que hemos asumido como inmutables. Cuando tomamos conciencia de esto, dejamos de ser víctimas de nuestras circunstancias y nos convertimos en creadores de nuestra realidad. Elegir quién quieres ser implica comprometerte con esa elección y actuar en consecuencia.

Por ejemplo, si deseas ser más saludable, no basta con desearlo; necesitas elegir conscientemente adoptar hábitos que respalden esa visión de ti mismo, como comer de manera equilibrada y hacer ejercicio regularmente. Al hacerlo, no solo cambias tus acciones, sino que empiezas a redefinir tu identidad: pasas de ser alguien que “intenta” ser saludable a alguien que es saludable.

La elección como camino hacia resultados extraordinarios

La transformación personal no ocurre de la noche a la mañana, pero empieza con un simple reconocimiento: eres quien eres porque has aprendido a ser de ese modo. Y si lo aprendido no te lleva a los resultados que deseas, puedes elegir aprender algo nuevo, construir una nueva identidad y abrirte a posibilidades que antes parecían inalcanzables.

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Al elegir conscientemente quién quieres ser, empiezas a experimentar resultados diferentes. Esto no solo impacta tu vida personal, sino también tus relaciones, tu carrera y tu bienestar general. La clave está en mantener presente que, incluso en los momentos de duda, estás eligiendo, y cada elección tiene el poder de acercarte más a la mejor versión de ti mismo.

Tú eres una elección

No hay un destino predefinido ni una identidad fija que debas aceptar sin cuestionar. Eres el resultado de elecciones, conscientes o no, que has hecho hasta ahora. La buena noticia es que puedes elegir de nuevo, tantas veces como sea necesario, para ser la persona que realmente quieres ser. Recuerda, el poder de transformar tu vida está en tus manos. Haz una elección diferente y comprométete con ella: el cambio comenzará desde adentro.

Bernardo Villar
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