La vida, en muchos sentidos, puede verse como un juego en constante transformación. Este juego no es intrínsecamente bueno ni malo; simplemente es. Pero si no existen reglas universales absolutas, ¿significa eso que “todo se vale”?
La respuesta es un sí matizado. Sí, todo se vale, pero con una gran responsabilidad de por medio. Cada acción que tomamos pasa por el filtro de nuestra responsabilidad personal. Al final, somos la fuente de todo lo que ocurre en nuestro entorno y, por ende, de las consecuencias que nuestras acciones generan.
Romper las reglas sociales, por ejemplo, puede ser una elección válida desde el libre albedrío, pero trae consigo resultados que debemos asumir. Del mismo modo, reanudar relaciones rotas, declarar nuestro amor, o emprender un sueño arriesgado también acarrea implicaciones. Cada decisión tiene consecuencias, y la calidad de esas consecuencias depende, en gran medida, de cómo afectan no solo a nosotros, sino también a los demás.
El Principio de “Todos Ganan”
Un principio claro y poderoso para guiar nuestras decisiones es preguntarnos: ¿Quién gana con esta elección?
La clave está en entender que, si uno pierde, todos pierden. No importa si creemos que estamos haciendo lo correcto o lo mejor para todos. Si hay una sola persona que se siente afectada negativamente, ya sea por no comprender nuestra visión o porque sus necesidades se ven desatendidas, el equilibrio se rompe.
La percepción del “ganar o perder” es subjetiva, y eso lo complica aún más. Lo que para unos puede parecer una pérdida, para otros podría representar una oportunidad. Por eso, la verdadera esencia del juego de “todos ganan” no se limita a resultados tangibles, sino también a cómo cada individuo se siente respecto a las decisiones tomadas.
Evaluando Decisiones Difíciles
Pongamos un ejemplo: si decides dejar a tu familia para perseguir un sueño personal, como buscar oro en el Ártico o vivir una vida de mochilero, podrías pensar que estás ganando al seguir tu pasión. Pero, ¿qué ocurre con los demás? ¿Qué sienten tus hijos o tu pareja? Si ellos perciben tu decisión como un abandono, aunque tú estés persiguiendo algo positivo, el principio de “todos ganan” no se cumple.
El juego de la vida implica enrolar a las personas que forman parte de nuestro entorno en nuestras decisiones. Esto no significa necesariamente buscar la aprobación de todos, pero sí asegurar que las personas importantes para nosotros comprendan y puedan encontrar valor en lo que hacemos. El enrolamiento es la clave para que “todos ganen”.
Las Reglas del Juego: Ganar-Ganar
Cuando hablamos de enrolamiento, nos referimos a involucrar a las personas de manera que encuentren sentido y beneficio en nuestra visión. Por ejemplo:
- Si decides cambiar de carrera y esto implica menos tiempo en casa, ¿has comunicado tu propósito a tu familia?
- Si emprendes un proyecto que afecta a un equipo de trabajo, ¿te has asegurado de que todos entiendan cómo pueden ganar con el cambio?
Claro, habrá momentos en los que los beneficios no sean inmediatamente evidentes. Por ejemplo, alguien que pierde su empleo difícilmente verá esa pérdida como algo positivo al principio. Sin embargo, ese evento puede abrirle las puertas a nuevas oportunidades. El reto radica en comunicar esta perspectiva y permitir que, con el tiempo, la persona pueda descubrir cómo también puede ganar.
¿Qué Hacer Cuando el Mundo Está en Contra de Tus Sueños?
Cuando las personas que te rodean no apoyan tus sueños, es fácil sentirse atrapado entre lo que deseas y lo que otros necesitan. Aquí es donde entra el verdadero arte del enrolamiento.
1. Sé claro con tu visión: Explica por qué tus sueños son importantes y cómo pueden beneficiar a quienes te rodean.
2. Escucha activamente: Entiende las preocupaciones y necesidades de los demás. Enrolar no se trata solo de hablar, sino de escuchar con empatía.
3. Busca soluciones en equipo: Encuentra formas de alinear tus metas con las de los demás, de manera que nadie sienta que pierde.
Si tu postura es clara y poderosa, si eres capaz de mostrar cómo tu visión puede ser un juego donde todos ganan, entonces estarás en el camino correcto para construir un sueño compartido.
Cuando Uno Pierde, Todos Pierden
En el juego de la vida, no se trata solo de perseguir metas individuales, sino de hacerlo de una manera que beneficie al colectivo. Esto no significa sacrificar tus sueños, sino asegurarte de que las personas clave en tu vida se sientan incluidas y valoradas en el proceso.
El principio de “todos ganan” nos recuerda que ganar no siempre se mide por logros personales, sino por el impacto que nuestras decisiones tienen en los demás. Solo cuando todos sienten que ganan, podemos hablar de un verdadero éxito compartido.
Reflexión
Antes de tomar una decisión importante, pregúntate:
- ¿Estoy considerando el impacto que esta decisión tiene en los demás?
- ¿He comunicado mis intenciones de manera clara y transparente?
- ¿He escuchado y validado las preocupaciones de quienes podrían verse afectados?
Recuerda, enrolar es más que convencer; es inspirar, conectar y crear una visión compartida. Y, al final, el único juego que vale la pena jugar es aquel en el que todos ganan.
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