¿Qué pasa cuando no honras tu palabra?

Transformación: Reflexiones y Distinciones: 1
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Villar, Bernardo (Author)
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Por Bernardo Villar

Decimos en transformación que “Sin integridad nada funciona”. Es decir, integridad es una condición necesaria para que todo tenga la posibilidad de funcionar. Esta distinción no asegura que con integridad todo funcione, lo que sí asegura es que sin ella, nada puede funcionar, y si llega a funcionar, no se puede sostener.

Integridad, para transformación no es nada más ni nada menos, que honrar nuestra palabra.

Honrarla. Es decir, guardar seriamente su honor, ya que si “yo soy mi palabra” yo la honro y así me honro a mi.

Honrar mi palabra no es solamente cumplir mis acuerdos (si fuera eso solamente, podría terminar siendo rehén de mi palabra). Es mucho más que eso: es hacerme cargo de lo que causo cuando sé que no cumpliré (por la razón que sea) mi palabra antes de que ésta se rompa.

¿Qué pasa cuando no honras tu palabra?

Ok, yo se que tú siempre honras tu palabra, pero pensemos que por alguna razón no lo haces por una vez, o imagínate que estamos hablando de alguien más que rompió un acuerdo contigo…

Imagina que tienes una pareja sentimental y tienes un acuerdo con él o ella que implica fidelidad. ¿Qué pasa cuando ese acuerdo se rompe? ¿Se verá puesto en entredicho la capacidad de la persona que lo rompió de desempeñarse eficientemente en esa pareja?

Piensa en un cliente que rompe su acuerdo de pagarte. Piensa en tí rompiendo el acuerdo de pagarle a alguien. ¿se verá en entredicho su/tu capacidad de relacionarse efectivamente?

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Piensa en un empleado que no te entrega un proyecto en tiempo y forma. Piensa en ti no entregando un proyecto en tiempo y forma. ¿Se verá puesta en entredicho la relación laboral?

Piensa en alguien que roba, alguien que comete un delito… ¿Seguirá todo igual o algo dejará de funcionar?

Funciona más o menos asi:

  • Yo rompo un acuerdo (explícito o implícito) causando un perjuicio de cualquier tipo a otro u otros. Pequeño o grande.
  • Yo se que rompí el acuerdo. Cuando se rompe la integridad, se sabe, se nota.
  • Me retraigo. No doy la cara. Dejo de contestarle el teléfono o los mensajes.
  • Yo espero que nadie se haya dado cuenta. Normalmente la gente de da cuenta, créeme.
  • Comienzo a buscar excusas y razones para haber faltado a mi palabra y justificar mis acciones. Quiero tener la razón y que el otro no la tenga.
  • Encuentro razones para poner la responsabilidad en el otro. Yo estoy bien, tú estás mal.
  • Me indigno y busco que otros me den la razón.
  • Mi palabra sigue rota, la gente comienza a conocerme como una persona que no honra sus palabra. Una persona deshonesta. Alguien con quien es mejor no hacer acuerdos
  • Quien digo que soy y quien demuestro ser con mis acciones no concuerdan.
  • Estoy en desintegridad
  • Mi capacidad de relacionarme se ve profúndamente afectada.

Wow, eso no está bonito, ¿verdad?

Tal vez (seguramente) ya te ha pasado estando en ambos lados de la historia, es decir, ya has roto tus acuerdos y ya han roto acuerdos contigo.

¿Qué se puede hacer?

Dar la cara.

Tomar responsabilidad por no haber honrado el acuerdo, hacerse cargo de lo que se haya causado.

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Hacer un acuerdo nuevo.

Hacer un acuerdo nuevo con uno mismo: “YO HONRO MI PALABRA”

Honrar ese acuerdo todo el tiempo y ante cualquier circunstancia.

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